No me des distancia

El pasado sábado 13 de junio de 2015, asistí a la presentación del libro "A un b(V)e(R)so de Distancia" (Proximamente en librerias) de mi amiga Irene Nómada en la Sala Búho Real.(Madrid)
Algunos afortunados disfrutamos no solo con su presentación,y posteriormente con la lectura del libro, ya que nos invitó a colaborar con la lectura de algunos de nuestros poemas.
Irene, que además de escribir como los ángeles, es muy generosa, nos regalaba así un momento de contacto con el numeroso público asistente para hablar sobre la distancia.
Fue todo un lujazo disfrutar del talento y sensibilidad de Irene y de mis compañeros.
Este es el poema que elaboré y compartí en esa noche tan especial.
Gracias y Enhorabuena Irene Nómada.

No Me des distancia.

I. Castillo. Junio 2015

No me impongas tu desamor.
¡Te lo ruego!
¡No me des distancia!

Siento que se me pudre el alma.
Y luego, todo son laberintos que no conducen a ninguna estancia.

¡Si! ¡Soy tan pequeño cuando te marchas!

Si das un paso atrás…
daré uno hacia adelante para que volvamos a encontrarnos en casa.
En nuestra casa.

El orgullo solo nos servirá para darnos cuenta de lo que perdimos cuando ya sea demasiada esa distancia.

¡Retomemos nuestra confianza!

¡Que nuestro amor nos rima!
Que nuestro amor nos redima.
Que nuestro amor… vuelva a darnos esperanza.

¡No me des distancia!
Déjame darte piélagos de vida.
Dame senos llenitos de abundancia.

Tu ilusión compartida no tronchará mi esperanza.
Se deshabilitará el temor,
y volverán a envolvernos las llamas.

¡Desamor! ¡no!
No embellece mi gracia.
Me tirita en la rabia.
Me transporta a la herida…
Nos desabrocha a nuestras desgracias.

Dame pues…
¡Alma mía!
antítesis de agonía.
Susurros para hacerlos religión.
Palabras encadenadas con miles de caricias infinitas.

¡Déjame que sea egoísta!
¡Deja que me bendiga con tu mirada y me vista con tus sonrisas!

La música de la vida es larga, y este momento, una nota desafinada.
No olvidemos que lo importante es la melodía, esa que tenemos que seguir tarareando a nuestro ritmo y cadencia para respetar la sintonía.

Yo quiero seguirla cantando contigo.

¡Te lo ruego! ¡Vida mía!
No me impongas tu desamor.
Siéntate y lo hablamos
y lo pataleamos
o lo tarareamos.

y lo reímos
o lo lloramos.

Pero lo compartimos.
Lo dialogamos.
Lo afrontamos y lo superamos.

Pero ¡no!
¡No me des distancia!